Al conocer a mi marido -mi compañero de aventuras y AMOR en mayúsculas- seguimos sumando sueños. Decidimos dejar Madrid en el 2016, nuestra casa y trabajos, para ir en busca de una de nuestras mayores ilusiones: reconstruir una casa en los montes asturianos para crear ahí nuestro hogar y un negocio rural de encuentro y descanso. Iba a ser un espacio único y especial y rebosábamos de entusiasmo, ideas y proyectos a emprender ahí.
Sin embargo, la historia no se iba a escribir así…
Ahora sabemos con total seguridad que no tuvimos que ir para abrir una casa rural y vivir el resto de nuestra vida retirados en la naturaleza, sino para ampliar nuestra mirada, conocer realidades diferentes, nuestros límites y necesidades y comprender, consolidar y superarnos, creando un lugar hecho con ilusión, dedicación y amor y seguir tejiendo esa red de «causalidades» para regresar a Madrid después de 3 años e reinventarnos.
Me di cuenta a los pocos meses que algo no iba bien, no conseguía adaptarme ni a la climatología, ni al entorno. Vivía en un paraíso natural, con el hombre que amaba, materializando nuestro sueño y, sin embargo, cada vez se instalaba más una sensación de malestar, irascibilidad y queja. No estaba bien. Me faltaban mi red de amigos y contactos, la libertad de movimiento, actividades afines, conversaciones enriquecedoras y, sobre todo, sentirme útil y realizada.
Nos dimos cuenta que igual que las plantas no florecen esplendorosas en una tierra inadecuada para ellas, nosotros no íbamos a poder expandirnos y ser completamente felices en un lugar que no nos aportaba lo que necesitábamos cada uno a nivel personal.
Fue un duro despertar, difícil de encajar, pero cuando superamos las semanas de bloqueo, rabia y desubicación, decidimos cambiar de rumbo, ser flexibles y convertir la crisis en oportunidad.
Terminamos la casa, mientras me formaba en Coaching e Inteligencia Emocional para regresar a Madrid y dedicarme a lo que llevaba haciendo tanto tiempo: animar a la gente a creer en sí misma, a reconocerse y amarse para abrir la puerta a la posibilidad de hacer realidad sus sueños y mostrar toda su belleza, … porque así se transforma el mundo.